danieldelacalle
It is said that the world has over 100.000 islands.
A day in small Boipeba, Brazil. Its local fishermen continue to lead a traditional life, going to sea in their small motor boats and canoes, walking around the reefs, beaches and mangroves in search for food. Land motor vehicles are banned on the island. There is no electricity outside the four hamlets and little cell phone coverage or internet. Life still unfolds at a different pace. But the outside world of the mainland has already set eyes upon this modern epitome of the tropical paradise and change seems unstoppable.
ilha stays away from the classic narrative of social and environmental cinema and offers instead a subtle, contemplative take on a place, a group of men and a way of life on the verge of change.
Trailer
FULL HD WITH STEREO SOUND, 2016
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Field notes from rainy days
¿Qué es una isla?
Apenas el espacio entre la marea alta y la baja, entre la piedra seca y el agua. Lo mismo: olas blancas que son ejércitos de sal cabalgando a la huida, anhelando volver a la piedra. Saltan con rabia y cada vez casi llegan, pero el mar se los traga una y otra vez.
A una isla, a cualquier lugar costero, sólo debería poderse llegar por mar. No hay otra manera digna de marcar un primer encuentro.
La isla te obliga a la derrota. En ella sólo cabe la aceptación, la sumisión; o esa huida del náufrago que nunca pensó en quedarse.
Te oigo decir: “yo lo que quiero ver es el interior de la isla”. Amigo, tú no quieres ver la isla. El interior de la isla no es isla. El hueco de la rosquilla es aire.
“Yo lo que quiero es ver los poblados, la gente”. No, no, no quieres ver la isla. La isla sólo necesita de gente en su bautismo. Toda isla desierta es más isla que aquélla habitada.
“Yo no veo la isla”. Pero amigo, la isla existe.
Y de cualquier manera, la isla no tiene gente, la isla tiene isleños. Y ese isleño se confunde con un cangrejo, con las hoja secas de las palmeras o la piedra que la ola revela para cubrir de nuevo de arena. El verdadero isleño es apenas un trozo de isla, como la copra.
La isla es mujer, pero la isla sólo es isla para los hombres. Estas mujeres que veo en Boipeba no viven en ella; viven en otra isla dentro de la isla, la isla de sus casas y su calle, con los vecinos e hijos, con la familia.
El hombre no, el hombre recorre la isla, la explora (no sabe andar, sólo explorar) y busca siempre sin saberlo una salida por tierra, intenta encontrar la mentira de la isla.
Sólo el hombre necesita salir alguna vez de la isla: para sentir que está fuera, para querer volver. Desde Ulises.
Una isla es el lugar en que los pies siempre tocan agua y aprendes a ignorar la arena por el cuerpo. En una isla mandan la sal y la arena, esa sal que es arena que duda de todo, que pide ser convencida para diluirse.
Y una isla nunca será isla si no lleva otras dentro.
Sólo será isla si el ritmo es pausado. Porque el reloj en la isla es de arena, pero también de agua. Su segundero está en la orilla. Como puedes imaginar, si cada ola es un segundo el día tiene apenas tiene un puñado.
La isla como tierra firme:
Una isla nunca es tierra firme, es el final del mástil sobresaliendo del naufragio. En cualquier momento se puede hundir. Todos lo saben. Es algo que alarma a unos más que a otros.
La isla es precaria. La isla da de comer a pocos, a regañadientes, tras grandes penurias.
Sin mar no existe y del mar depende para llevarse algo a la boca.Es el mar el que da forma a la isla.
El mar se basta
El mar decide
Es el mar
Una isla es el mar.